INTRODUCCIÓN
En
el presente trabajo se abordara y desarrollara el tema de conocimiento moderno
y sus diferentes teorías, así como sus diversas definiciones y su historia.
También se aborda lo que es la razón
tipos de razonamiento.
Desde sus remotos orígenes, queda enredado
el problema de distinguir lo filosófico y lo jurídico. No
se puede, pues, demostrar
cuál de las diferentes teorías del conocimiento están en lo
cierto, si es que alguna lo está y aun, podría uno preguntarse, sí tiene algún
sentido, hablar de la verdad de una teoría del conocimiento.
DESARROLLO
EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO. La filosofía se ocupará, en su “Teoría
del Conocimiento” o “Gnoseología
”, (gnosis: conocimiento), de preguntar por los límites de
nuestros saberes, para lo cual se verá obligada a extender la vista más allá de
esos límites, debido a las distintas posiciones y criterios expuestos por los
filósofos. Desde sus remotos orígenes, queda enredado el problema de distinguir
lo filosófico y lo jurídico. No se puede, pues, demostrar cuál de las diferentes teorías del conocimiento están en lo
cierto, si es que alguna lo está (y aun, podría uno preguntarse, sí tiene algún
sentido, hablar de la verdad de una teoría del conocimiento.
El hombre, por el contrario, tiene
conocimientos sensitivos y suprasensitivos. Por su inteligencia abstrae,
universaliza, reflexiona, compara, investiga las razones de las cosas, las
causas próximas y remotas. Nos preguntamos: ¿Qué es el saber? ¿Qué determina el conocimiento?
Distintos criterios - como veremos más adelante - sustentarán
dichas preguntas. En sentido estricto, distinguimos entre: saber y
conocimiento.
El saber, se da en un sentido amplio, el conocimiento
vulgar. Aprehende la realidad en situaciones objetivas y subjetivas, teóricas o
prácticas, incluyendo “El
saber a que atenerse”.
Conocimiento” es un concepto más estricto, es saber comprobado y
sistematizado, el conocimiento científico“ ciencia”. Es decir acepta ciertas
bases o postulados, dogmáticamente, sin discutir. La ciencia presupone, sin
hacer de ello un problema, la existencia del mundo exterior, el espacio, el
tiempo etc.
Tendremos cuatro estados subjetivos: Ignorancia,
duda, opinión y certeza. La Ignorancia es la carencia de conocimiento, desconocemos “ignoramos” todo respecto de algo o de
alguien. Esa ignorancia, la mayoría de las veces, llevará al hombre a la
acción, debido a su espíritu indagatorio y de curiosidad.
La duda: es una indeterminación del
entendimiento. La duda puede ser real o ficticia. La
primera, porque realmente la inteligencia no ve de que lado
debe inclinarse, en cambio la ficticia, es fingida.
Las opiniones: no llegan a ser
conocimientos propiamente dichos, aunque se les parecen, porque son
también afirmaciones sobre la realidad. No son ideas corroboradas, podríamos
considerarlas como un sustituto del saber.
La certeza: es la firmeza del acontecimiento de la
mente hacia uno de los juicios. Significa tranquilidad intelectual
legítima. Podremos hablar de
“juicios ciertos”, proposiciones
ciertas”, “teorías ciertas”. El problema gnoseológico trata la certeza
científica, los
conocimientos ciertos.
En la relación cognoscitiva el sujeto capta, aprehende
al objeto. Tal aprehensión se produce cuando queda como resultado,
en el sujeto, una imagen. Esta se constituye con las características captadas en el objeto por el sujeto. Sinónimo de
“imagen”es “idea”, “noción”,
“concepto”.
GRADOS DE CONOCIMIENTO. A lo largo de la evolución cultural, se
ha establecido la existencia de diferentes modos de interacción del sujeto con
los objetos. En la actualidad se considerará a éstos modos de conocimientos
como diferentes aproximaciones a lo real, sin que ello implique la supremacía
de uno sobre otro. El conocimiento humano, desde el punto de vista lógico, puede
ser:
a) Vulgar
b) Científico
c) Filosófico
LA EXPERIENCIA SENSORIAL DEL INFINITO. El hombre se interrelaciona con su realidad usando dos herramientas fundamentales: sus sentidos y la razón. Sus percepciones sensoriales le brindan un conjunto de elementos que conforman lo que solemos llamar la alteridad; pero tal alteridad no es un conjunto estático de elementos, antes bien se compone de un mundo de relaciones causales entre dichos elementos sujetas a permanente cambio.
LA EXPERIENCIA SENSORIAL DEL INFINITO. El hombre se interrelaciona con su realidad usando dos herramientas fundamentales: sus sentidos y la razón. Sus percepciones sensoriales le brindan un conjunto de elementos que conforman lo que solemos llamar la alteridad; pero tal alteridad no es un conjunto estático de elementos, antes bien se compone de un mundo de relaciones causales entre dichos elementos sujetas a permanente cambio.
La evolución histórica
del conocimiento técnico sugiere que no; por el contrario, dicha evolución
parece conceder al sentido de la vista un papel preponderante en la elaboración
de tales construidos.
Aun cuando las
manifestaciones primarias de la metatécnica se presentan en forma de aparatos o
instrumentos creados por el hombre, es decir, constituyen una praxis, el ejercicio
de la actividad metatécnica se extiende inexorablemente hacia horizontes epistemológicos
y gnoseológicos, convirtiéndose en un logos o principio elaborador de conceptos:
el logos metatécnico. En el centro de esta contradicción y tomando fundamento
de ella, desarrollan los pitagóricos su matemática, absolutamente ligada a su
metafísica casi religiosa. El pitagorismo asimila los entes al número, que
constituye −en su muy particular óptica− la sustancia de los mismos. Pero no
nos permitamos la equivocación de suponer para ellos nuestro propio concepto de
número, muy avanzado y elaborado a partir de las dudas e inseguridades que
ellos mismos nos dejaron; antes bien, asumamos algo aproximado a lo que hoy
llamamos número natural. Esta preeminencia ontológica del número obliga a su estudio
y conduce al establecimiento de interesantes y muy curiosas relaciones; pero
para ello se hacía menester un procedimiento que permitiera dar un soporte
sensorial de hecho, visual al número como concepto.
Sin embargo, casi al
mismo tiempo en el que Aristóteles hacía estas objeciones, el platónico Eudoxo
intentó una genial solución al dilema, adelantándose en el más estricto modo
geométrico, a profundos resultados del análisis matemático moderno: la llamada teoría
de las razones iguales de Eudoxo, sustentada a su vez en un profundo principio organizador,
llamado posteriormente principio de Arquímedes, por la importancia que este último
le daría. El principio de Arquímedes establece que la voluntad de la tortuga le
permitirá alcanzar a Aquiles, siempre que éste se detenga el tiempo suficiente;
más técnicamente: si se tienen dos segmentos de desigual tamaño, siempre se
puede conseguir un múltiplo entero del menor que sobrepase en tamaño al mayor.
Pero también cabe una interpretación en sentido contrario: si del segmento
mayor se restan partes iguales en pasos sucesivos (por ejemplo, mitades y
mitades de mitades y mitades de mitades de mitades, etc.) eventualmente se
alcanzará un segmento de menor tamaño que el segmento menor. La igualdad de
inconmensurables, descubrió Eudoxo, no es más que una aplicación armónica de
este principio en la forma de pares de segmentos correspondientes, que unas
veces adelantan y otras se quedan atrás en la correspondencia, manteniendo
siempre el mismo ritmo, como parejas de bailarines en una danza de alta sincronización:
es una igualdad al infinito, aceptada por la razón en tanto la sustenta un
principio que permite a la misma razón detenerse en un número finito de pasos.
No necesitamos caer al abismo para percatarnos de su existencia.
Sin embargo, casi al mismo tiempo en el que Aristóteles hacía estas objeciones, el platónico Eudoxo intentó una genial solución al dilema, adelantándose en el más estricto modo geométrico, a profundos resultados del análisis matemático moderno: la llamada teoría de las razones iguales de Eudoxo, sustentada a su vez en un profundo principio organizador, llamado posteriormente principio de Arquímedes, por la importancia que este último le daría. El principio de Arquímedes establece que la voluntad de la tortuga le permitirá alcanzar a Aquiles, siempre que éste se detenga el tiempo suficiente; más técnicamente: si se tienen dos segmentos de desigual tamaño, siempre se puede conseguir un múltiplo entero del menor que sobrepase en tamaño al mayor. Pero también cabe una interpretación en sentido contrario: si del segmento mayor se restan partes iguales en pasos sucesivos (por ejemplo, mitades y mitades de mitades y mitades de mitades de mitades, etc.) eventualmente se alcanzará un segmento de menor tamaño que el segmento menor. La igualdad de inconmensurables, descubrió Eudoxo, no es más que una aplicación armónica de este principio en la forma de pares de segmentos correspondientes, que unas veces adelantan y otras se quedan atrás en la correspondencia, manteniendo siempre el mismo ritmo, como parejas de bailarines en una danza de alta sincronización: es una igualdad al infinito, aceptada por la razón en tanto la sustenta un principio que permite a la misma razón detenerse en un número finito de pasos. No necesitamos caer al abismo para percatarnos de su existencia.
Sin embargo, casi al mismo tiempo en el que Aristóteles hacía estas objeciones, el platónico Eudoxo intentó una genial solución al dilema, adelantándose en el más estricto modo geométrico, a profundos resultados del análisis matemático moderno: la llamada teoría de las razones iguales de Eudoxo, sustentada a su vez en un profundo principio organizador, llamado posteriormente principio de Arquímedes, por la importancia que este último le daría. El principio de Arquímedes establece que la voluntad de la tortuga le permitirá alcanzar a Aquiles, siempre que éste se detenga el tiempo suficiente; más técnicamente: si se tienen dos segmentos de desigual tamaño, siempre se puede conseguir un múltiplo entero del menor que sobrepase en tamaño al mayor. Pero también cabe una interpretación en sentido contrario: si del segmento mayor se restan partes iguales en pasos sucesivos (por ejemplo, mitades y mitades de mitades y mitades de mitades de mitades, etc.) eventualmente se alcanzará un segmento de menor tamaño que el segmento menor. La igualdad de inconmensurables, descubrió Eudoxo, no es más que una aplicación armónica de este principio en la forma de pares de segmentos correspondientes, que unas veces adelantan y otras se quedan atrás en la correspondencia, manteniendo siempre el mismo ritmo, como parejas de bailarines en una danza de alta sincronización: es una igualdad al infinito, aceptada por la razón en tanto la sustenta un principio que permite a la misma razón detenerse en un número finito de pasos. No necesitamos caer al abismo para percatarnos de su existencia.
RAZÓN. La razón es la facultad
en virtud de la cual el ser humano es capaz de identificar conceptos, cuestionarlos,
hallar coherencia o contradicción entre ellos y así inducir o deducir otros
distintos de los que ya conoce. Así, la razón humana, más que descubrir
certezas es una capacidad de establecer o descartar nuevos conceptos
concluyentes o conclusiones, en función de su coherencia con respecto de otros
conceptos de partida o premisas.
LOS MECANISMOS DE LA RAZÓN. Para su cometido, la razón se vale de principios,
que por su naturaleza tautológica (se explican en si mismos), el humano asume
íntima y universalmente como ciertos. Éstos son descritos por la lógica que es
la disciplina encargada de descubrir las reglas que rigen la razón. Los
principios lógicos son básicamente:
El principio de identidad, que evidencia que un concepto es ese mismo
concepto (A es A)
El principio de no contradicción, que evidencia que un mismo concepto no puede ser y no ser a la vez (A no es negación de A).
El principio del tercero excluido, que evidencia que entre el ser o no ser de un concepto, no cabe situación intermedia ( A es, o no lo es).
Utilizando estos principios, la razón humana es
capaz de otorgar coherencia o contradicción a las proposiciones, atendiendo no
tanto a su contenido como a sus relaciones lógicas. Así por ejemplo, la
proposición "Si todos los mangulibrios tienen el mango corchado; y los
manguletes son mangulibrios; entonces todos los manguletes tienen el mango
corchado" sería una proposición coherente a los ojos de la razón, con
independencia del significado de sus palabras, porque de las premisas se sigue
necesariamente la conclusión.
Diremos pues que la primera proposición es
relativamente cierta (relativa a la validez de las premisas y al significado de
las palabras), mientras que la segunda es absolutamente falsa o falsa de
necesidad. La razón, pues, forja el pensamiento no estableciendo verdades
absolutas (casi ninguna verdad lo es), sino descartando falsedades absolutas
que la razón identifica inequívocamente por contradictorias.
TIPOS DE RAZONAMIENTOS. Razonamiento
abductivo. El razonamiento abductivo es un tipo de razonamiento que a partir de la
descripción de un hecho o fenómeno llega a una hipótesis que lo explica, tal hipótesis es conjetural la mejor explicación, o la más probable.
Razonamiento
deductivo. La filosofía tradicional de lógica primaria, era
fundamentalmente deductiva y no inductiva. Por ello la experiencia constituye
un fundamento cognoscitivo completamente secundario.
Los principios y conceptos, como esencias y leyes universales,
podían ser intuidas por el entendimiento humano; por sí mismo (los principios) o a
partir del conocimiento por experiencia de una serie de casos particulares (por
abstracción).
La lógica deductiva discurre
sobre lo que se sigue universalmente desde premisas dadas por la razón humana.
Es esta la razón por la cual Aristóteles estableció los principios a priori para la lógica, todavía
enseñados en nuestra época: el principio de identidad, el principio de no contradicción, el principio del tercero excluido y el principio de razón suficiente como axiomas evidentes y por tanto
como verdades necesarias y universales, es decir,
aplicables en todos los casos y en cualquier contexto.
En oposición al mero formalismo lógico los idealistas, y en especial Hegel, consideraron de otra forma el principio de contradicción en cuanto a lo Universal moral como "praxis" o conceptual y teórico. Propusieron el método dialéctico para partir de la materia concreta dada para llegar a la forma de abstracciones
universales y luego proponer definiciones generales. El análisis deja lo
concreto como fundamento y por medio de la abstracción de las particularidades,
que aparentan ser inesenciales, pone de relieve lo universal concreto o sea la
fuerza de ley general.
En la ciencia moderna, el razonamiento inductivo
basa sus conclusiones en las inferencias estadísticas. Es decir, se toma o
registran una cantidad de datos sobre un fenómeno y se establecen conclusiones
basadas en modelos probabilísticos, en la mayoría de los casos siguiendo
la curva normal, acerca del
fenómeno estudiado. La base filosófica del razonamiento inductivo la encontramos en el principio de razón suficiente, desarrollado, entre otros, por Leibniz.
Contrastes. La diferencia entre la validez inductiva y la
deductiva es la siguiente: Una indiferencia es deductivamente válida si y sólo
si no hay posible situación en la cual todas las premisas son verdaderas y la
conclusión falsa. La noción de validez deductiva puede ser rigurosamente
establecida para sistemas de lógica
formal en términos de las bien
entendidas nociones de la semántica.
Kurt Gödel ha demostrado que en cualquier formalización consistente de
las matemáticas que sea lo bastante fuerte para definir el concepto de números
naturales, se puede construir una afirmación que ni se puede demostrar ni se
puede refutar dentro de ese sistema y que ningún sistema consistente se puede
usar para demostrarse a sí mismo.
Por tanto, en nuestra época los razonamientos
deductivos e inductivos deben complementarse y trabajar juntos, buscando así la
verdad sobre la realidad y el entorno.
HISTORIA. La razón como principio del conocimiento conceptual, que supera el conocimiento de la experiencia, como fenómeno opuesto a intelectual fue considerado fundamental en el pensamiento
por los griegos, que consideraron esta cualidad como propiedad específica del alma humana, permitiendo así el lenguaje y el intercambio entre los hombres;
convirtiendo la argumentación, la discusión y
el diálogo en las acciones necesarias para el desarrollo
intelectual, la búsqueda del conocimiento, y el establecimiento de relaciones
políticas.
La razón ha sido vista de este modo como la
expresión privilegiada de las capacidades humanas, descalificando otras
propiedades del espíritu. Tal ha sido sobre todo la consideración de la Razón
con mayúsculas durante la Edad Moderna.
En la actualidad se considera una facultad no desligada sino en perfecta unidad, que no en perfecta armonía, con las demás capacidades como los sentimientos y sobre todo la acción y adaptación en el entorno natural, cultural y social de cada individuo y grupo.
En la actualidad se considera una facultad no desligada sino en perfecta unidad, que no en perfecta armonía, con las demás capacidades como los sentimientos y sobre todo la acción y adaptación en el entorno natural, cultural y social de cada individuo y grupo.
DIVERSAS CONCEPCIONES. El Logos o razonamiento es considerado no como un instrumento, sino como una
realidad que se impone a la mente y la arrastra. El razonamiento es un sentido,
una realidad autónoma, superior al que razona, el cual sólo mediante el
razonamiento se pone en contacto con un mundo más alto. Sócrates siente que posee en su interior una fuente de revelación, una llave, que
le abre las puertas de un mundo superior donde las cosas ya no son medianas,
como el mundo de la realidad. Ya que lo que esta revelación interior nos
entrega es la verdad misma, la verdad única, que se opone terminantemente a la
verdad múltiple, personal y caprichosa de los sofistas, y también a la realidad
fluyente de Heráclito. No es fácil comprender el
asombro, el entusiasmo, el deslumbramiento que en las gentes del siglo
V a. C. despertaba el uso de la razón.
DEFINICIONES KANTIANAS.Según Kant, en un sentido general, la razón (Vernunft)
es la facultad formuladora de principios en contraposición a el concepto
entendimiento (Verstand). El filósofo distingue en Razón Teórica y Razón
Práctica, no tratándose éstas de dos razones distintas, sino de dos usos
distintos de la misma y única razón. Cuando dichos principios se refieren a la
realidad de las cosas, es decir, si usamos la Razón para el conocimiento de la realidad,
estamos ante el uso teórico de la Razón. Cuando dichos principios tienen como
fin la dirección de la conducta, le estamos dando a la razón un uso práctico.
En su uso teórico la Razón genera juicios y en su uso práctico imperativos o
mandatos.
En un sentido más restringido y en el contexto de
la "Crítica de la razón pura", la razón es la facultad de las
argumentaciones, la facultad que nos permite fundamentar unos juicios en otros,
y que junto con la sensibilidad y el entendimiento componen las tres facultades
cognoscitivas principales que Kant estudió.
CONCLUSIÓN
Con el desarrollo del presente tema podemos descubrir lo que es el
conocimiento moderno y científico, y los
antecedentes y darnos cuenta que desde tiempos atrás ya se conocían y eran
aplicados estos términos.
La razón es la facultad
en virtud de la cual el ser humano es capaz de identificar conceptos,
cuestionarlos, hallar coherencia o contradicción entre ellos y así inducir o
deducir otros distintos de los que ya conoce.
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